La ley de conservación de la energía establece que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma de una forma a otra. A continuación, se presentan algunos ejemplos cotidianos que demuestran la aplicación de esta ley:
- Al soltar una pelota desde una cierta altura, su energía potencial se convierte en energía cinética a medida que cae al suelo.
- Al encender una luz, la energía eléctrica se convierte en energía luminosa y térmica.
- Al quemar combustible en un automóvil, la energía química se convierte en energía mecánica para impulsar el vehículo.
- Al usar una batería para encender un dispositivo, la energía química se convierte en energía eléctrica.
- Al cocinar alimentos en un horno, la energía eléctrica se convierte en energía térmica para cocinar los alimentos.
- Al utilizar paneles solares para generar electricidad, la energía solar se convierte en energía eléctrica.
- Al lanzar una pelota hacia arriba, la energía cinética se convierte en energía potencial a medida que la pelota se eleva.
- Al usar una bicicleta estática, la energía mecánica de pedaleo se convierte en energía eléctrica para alimentar el monitor.
- Al tirar un objeto hacia arriba, la energía cinética se convierte en energía potencial a medida que el objeto se eleva.
- Al utilizar energía eólica para generar electricidad, la energía cinética del viento se convierte en energía eléctrica.
Estos son solo algunos ejemplos, pero en realidad la ley de conservación de la energía se aplica en todas las situaciones en las que se utiliza o se produce energía.
