La ley de Proust establece que la proporción en masa de los elementos en un compuesto químico es siempre la misma, independientemente de su origen o del método utilizado para producirlo. Algunos ejemplos cotidianos de la ley de Proust son:
- La proporción de hidrógeno y oxígeno en el agua (H2O) es siempre de 2:1.
- La proporción de carbono e hidrógeno en el metano (CH4) es siempre de 1:4.
- La proporción de carbono e hidrógeno en el etano (C2H6) es siempre de 2:6, que se puede simplificar a 1:3.
- La proporción de nitrógeno e hidrógeno en el amoníaco (NH3) es siempre de 1:3.
- La proporción de carbono, hidrógeno y oxígeno en el ácido acético (CH3COOH) es siempre de 2:4:2.
- La proporción de calcio, carbono y oxígeno en el carbonato de calcio (CaCO3) es siempre de 1:1:3.
- La proporción de cloro y sodio en el cloruro de sodio (NaCl) es siempre de 1:1.
- La proporción de hierro y oxígeno en el óxido de hierro (Fe2O3) es siempre de 2:3.
- La proporción de nitrógeno y oxígeno en el dióxido de nitrógeno (NO2) es siempre de 1:2.
- La proporción de hidrógeno y oxígeno en el peróxido de hidrógeno (H2O2) es siempre de 2:2, que se puede simplificar a 1:1.
En resumen, la ley de Proust se cumple en la mayoría de los compuestos químicos, lo que permite a los científicos predecir la composición de un compuesto conocido a partir de su fórmula química y calcular la cantidad de cada elemento en una muestra dada del compuesto.