La ley de Lavoisier, también conocida como la ley de conservación de la masa, establece que en una reacción química la masa total de los reactivos es igual a la masa total de los productos.
Algunos ejemplos cotidianos de la ley de Lavoisier son:
- La oxidación del hierro: cuando el hierro se oxida en presencia de oxígeno, la masa total del hierro y del oxígeno es igual a la masa total del óxido de hierro que se forma.
- La combustión de una vela: cuando se enciende una vela, la masa total de la cera y del oxígeno que se consumen es igual a la masa total de los productos de la combustión, como el dióxido de carbono y el agua.
- La respiración: cuando se respira, el oxígeno se combina con los compuestos orgánicos en el cuerpo para liberar energía y producir dióxido de carbono y agua. La masa total de los compuestos orgánicos y del oxígeno consumido es igual a la masa total de los productos de la respiración.
- La calcinación de la caliza: cuando la caliza se calienta a altas temperaturas, se descompone en óxido de calcio y dióxido de carbono. La masa total de la caliza y del oxígeno consumido es igual a la masa total de los productos de la calcinación.
- La fermentación del vino: cuando el azúcar en las uvas se fermenta para producir vino, la masa total del azúcar y del oxígeno consumido es igual a la masa total del vino y del dióxido de carbono producido.
En resumen, la ley de Lavoisier se cumple en todas las reacciones químicas, incluyendo aquellas que ocurren en la vida cotidiana.